Cuando tengo dificultades en la vida, ya sea en lo profesional o en lo familiar, es común caer en patrones conocidos que provocan o incrementan la presencia de la dificultad, y con eso provoco que el sistema no cambie, y que la dolencia se mantenga.
Salir de las dificultades, o al menos, comenzar en el camino con el cual se genera la esperanza de solucionarlas, o como coloquialmente se dice, ver la luz al final del camino, inicia con un pequeño cambio en las actividades que realizo.
Ese pequeño cambio puede ser, que me levante 10 minutos antes, que me acueste 10 minutos antes, que disminuya un poco mi comida con lo cual inicio a controlar mi peso o que camine 100 metros más de lo que hago hoy. Comienzo el día con un abrazo o unos buenos días, con una señal de agradecimiento, o revisando la agenda del día.
En nuestra cultura, tenemos en el lenguaje social muy arraigado ese primer y necesario cambio, ponemos la primera piedra; el camino inicia con el primer paso, es decir, gota a gota se llena un jarrito.
La sabiduría popular nos da los consejos de lo que debemos de hacer sin decirnos cómo; hacer el primer cambio es el primer paso.
Si ese cambio se origina de una reflexión de que nuestras acciones generan resultados positivos, pues le sumamos un nivel de certidumbre mayor, contando con la certeza de que estamos en camino de resolver la situación.
Algunos de los ejemplos de las preguntas que nos podemos hacer, son las siguientes:
- ¿Bajo qué circunstancias no me sucede la dolencia?
- ¿Con quién sí puedo vender?
- ¿Con quién me interrelaciono mejor?
- ¿Cómo logro vender?
- ¿Qué hago cuando cierro las ventas?
- ¿Quién me acompaña cuando puedo convencer a un cliente?
- ¿En qué lugar me siento más confortable?
- ¿Con qué tipo de personas?
Lo anterior, me permite encontrar esa luz al final del camino que estoy buscando, y me permitirá realizar ese pequeño cambio, que es “haz lo que te funciona y te hace sentir bien, y deja de hacer lo que te genera dificultades”.
En las empresas, en muchas ocasiones estamos buscando respuestas, cuando en realidad ya las tenemos. Lo que en mi Experiencia en Acción he visto, es que hace más falta un proceso de reflexión con metodologías y herramientas, que permita a los ejecutivos tener ese proceso de reflexión de forma estructurada, porque eso va a permitir encontrar las respuestas y soluciones a las dificultades que tenemos.
No es necesario pensar en los grandes cambios, un pequeño ajuste en el punto adecuado, genera los grandes cambios. Como una bola de nieve, o como se dice, el aleteo de una mariposa en china genera un huracán en el Pacífico.
Todo está interconectado, todos somos parte de un complejo sistema que está a la espera de esos cambios pequeños, con los cuales podemos modificar desde una persona, familia, empresa, sociedad, país e incluso toda la humanidad.
Que tengan una semana llena de la ternura de Dios, y recuerden que hoy es el mejor día de nuestras vidas.
Abrazos y Bendiciones