¿Por qué elegiste tu carrera? es una de las preguntas clave que realizamos en las sesiones grupales para la selección de personal. Y en la experiencia al momento, las respuestas son variadas y pocas de ellas, ligan esta decisión al interés propio de la persona. “Yo quería estudiar biólogo marino, pero mis papás querían contador público para quedarme con el negocio familiar; sólo que se vino abajo, y ahora, tengo que buscar empleo en otras empresas”, “Yo buscaba entrar a medicina, pero no pasé el examen”, “Mi papá tenía una amigo arquitecto que le iba muy bien”, “En donde me daban beca, era en la facultad de ingeniería”, “En mi casa todos somos abogados” son algunas de las razones compartidas por los candidatos.
Mínimos son los casos en donde el profesionista refiere que eligió su carrera porque desde niño le gustaba realizar actividades relacionadas a lo que hoy hace, y posiblemente, haga el resto de su vida.
Algunas de las preguntas que se contemplan para tomar esta decisión, son: ¿Cuál tiene mayor campo en el que puedas desenvolverte? ¿Cuál carrera es la mejor pagada y te llevará a ser rico? ¿Cuánto va a costar estudiar eso? ¿En qué instituto lo estudiarás? ¿Cuál es la carrera de moda o del futuro? ¿Quién ha triunfado estudiando eso?
Y las personas que intervienen en tal decisión son más de una, entre familiares, conocidos y aquellas personas que aparentemente tienen un “buen trabajo” o “buena vida” para el ojo de los involucrados, como queriendo vaciar sus prejuicios o su percepción del trabajo y éxito en el joven, que muy seguramente, está en encrucijadas para tomar una de las decisiones más importantes de su vida, que por si fuera poco la vive en una edad complicada y en la mayoría de los casos, bajo premisas confusas, ideas preestablecidas y con un tiempo limitado de respuesta.
Partamos del concepto éxito y de su camino a él. Se cree que éxito profesional es vestir de traje, bajarse de un coche de lujo conducido por un chofer, viajar en primera clase por el mundo, que la tarjeta de presentación indique un puesto elevado de una empresa, o en el mejor de los casos, ser el dueño de la misma, ser el líder de un equipo de personas, contar con una oficina con vista al mar, tener fama y una solvencia económica, entre muchas del tipo.
Si todo lo anterior, se considera como la base para encaminarse al éxito, lo más probable que sea el camino al fracaso. Y no es pesimismo, sólo basta revisar nuestro caso o voltear alrededor y observar.
Pero aún hay más, no sólo es analizar la percepción de partida sobre el éxito, sino la meta del mismo, hacia dónde me llevará este camino, pues actualmente, uno de los principales lugares a llegar, es a esa posición donde ya no se tenga que trabajar más, para dedicarse a vivir de las rentas, de lo ahorrado, más la pensión, realizando viajes y desde la playa estar dando indicaciones para que el negocio siga dando. Esa idea de “trabajar mucho y acelerado, para que entre más pronto me jubile y ya no haga nada más; mucho mejor”.
Y no es que esos fines estén mal o no sean válidos, pero volvemos a la pregunta inicial: ¿Por qué elegí mi carrera? ¿Para qué hago lo que hago?
La definición de éxito, es diferente para cada persona, pero lo que sí existe en común, es que la percepción pueda estar equivocada o mal enfocada. Por ello, lo principal es describirla de manera personal, lo que significa para mí y de ahí partir.
Un sabio, dijo que éxito no es sólo una idea o un sueño, sino que es 1% de inspiración y un 99% de transpiración, es decir, esfuerzo.
El éxito no es garantía con sólo tener un título profesional o un cardex buenísimo, ni tampoco hablar varios idiomas ni ser egresado de la mejor institución. Esos son medios que pueden contribuir positivamente a experimentarlo. Que tal vez abran puertas y permitan concretar citas de trabajo en lugares importantes.
El éxito no llega de la noche a la mañana, el éxito requiere pasión, esfuerzo, objetivos claros, cortos y constantes, es el resultado de hacer lo que quiero hacer con alegría y disposición, con un fin de aportar lo que sé, contribuir con lo que hago, servir y dar a los demás a través de mi profesión, conocimiento o experiencia.
Antes de la pregunta ¿Por qué elegir una carrera? se debiera responder los siguientes cuestionamientos: ¿Qué es lo que más me gusta hacer? ¿Cuánto estoy dispuesto (a) a dar, entregar y esforzarme por ello? ¿Qué quiero lograr?
Por la experiencia de trabajar con candidatos de distintos perfiles para las diferentes posiciones laborales, las carreras elegidas, no son necesariamente las que se encuentran desarrollando actualmente, pues con el paso del tiempo, se dieron cuenta que no era lo que realmente les gustaba, eso en el mejor de los casos, pues infinidad de historias como “lo que yo quería hacer era tocar música”, “ser pintor”, “estudiar chef”, “realizar trabajo social”, “no conseguí trabajo relacionado a lo que estudié”, “no tengo experiencia en lo que estudié, pues he trabajado haciendo otras funciones”…entre otras, son las que se escuchan, y con un tono de decepción, molestia o incluso frustración.
Para elegir una carrera, es importante no hacerlo a la carrera; tomarse el tiempo. Si bien, es interesante y puede ayudar a ampliar panoramas, el escuchar la experiencia y opinión de los padres, familiares, amigos, conocidos, profesionales a los cuales se cree “exitosos”, la decisión es realmente de cada persona. Tener en mente que esa actividad se hará muchas veces, de diario, que podrá ser uno de los motivos principales que haga levantarse cada mañana, y con gusto, que amerite poner todo el empeño, energía y que a su vez sea lo que inyecte entusiasmo para seguir.
“Si hago lo que me gusta, siempre tendré el tiempo, las ganas y el deseo de hacerlas y buscaré mejorarlas e incrementarlas. Si hago lo que debo hacer, llegará el día que me canse, me harte y tire la toalla”
“Si cada jornada laboral, me pesa y quiero que termine el día para salir de la oficina o dejar de hacer mis actividades laborales, si deseo que ya llegue el viernes, pues entonces, vale la pena cuestionarme, si estoy haciendo lo que me gusta o lo que debo de hacer”
La invitación con esta reflexión, es a revisar los paradigmas sobre la elección de la carrera profesional, el método y proceso de esta decisión, el trabajo ideal, la profesión que mueve al mundo, pues se busca el éxito, sin tener claro lo que es y representa, y además, por el camino más complicado. En lugar de identificar, reconocer, aceptar y confiar en el talento con el que se ha nacido, en las habilidades que se han adquirido, en los intereses que se han creado, pues si se trabaja con ello y se pone enfoque, muy seguramente, se elegirá la carrera adecuada y por ende realizará alegremente sus actividades diarias.
Ya se expresa en el dicho: “Haz lo que te gusta hacer para que no tengas que trabajar y además te paguen por ello”