En la empresa, es muy común escuchar la pregunta de cómo se realizan las cosas; es de alto interés que me digan, me compartan o me enseñen cómo se hacen las cosas, y es muy tentador caer en las trampas de los Cómo.
En muchas ocasiones, nos envolvemos en los Cómo y nos olvidamos de los Qué, dada la inercia del trabajo. Los Cómo son más atractivos para ser mostrados, cacareados o presumidos; en cambio, los Qué son, en muchos casos, poco atractivos para un grupo importante de personas de la organización, poco valorados e incluso, es común decir que no son cosas aterrizables, viables o tangibles, quedando éstos en carpetas que nadie entiende, lee o toma en cuenta.
Cuando escucho lo anterior de los directores, comienzo a identificar la cultura de gestión, que seguramente, va focalizada en resultados de corto plazo, descuidando el mediano y largo plazo; me abre la puerta para preguntas del tipo: ¿Qué tanto se trabaja bajo urgencias?, ¿qué tanto planifican?, ¿qué tanto trabajan para el Dueño? Ya se han de imaginar las respuestas que surgen:
- Aquí se sabe a la hora que se llega, pero no la hora de salida
- Por más que planifique mi agenda, diariamente, las urgencias me la cambian
- No hay forma de saber qué voy a realizar hoy
- No me puedo comprometer a una fecha porque siempre hay “sorpresas” en el día
Los Qué requieren de capacidades de reflexión, y que las personas comprendan y vivan ese proceso; no es un simple ejercicio, sino que, es una práctica continua de reflexión interior de cada una de las personas, así como de una introspección en grupo. Para que una meditación sea valiosa, se requiere de humildad y valentía para reconocer lo que se está observando, y se necesita honestidad para aceptar lo que se está viviendo.
Los Qué son poco atractivos porque son escasos comparados con los Cómo, son en muchos casos, el patito feo con el que nadie quiere conversar, a quien todos le sacan la vuelta, el que pocos quieren tomar cargo ya que no es fácil tener la capacidad de reflexión, y a ésta, hay que sumarle la de análisis, para generar las propuestas.
Los Qué definen el rumbo, definen cosas de largo plazo; los Cómo son las actividades de corto plazo, son las que reflejan los resultados de los Qué bien planteados y recorridos por el camino adecuado dentro de la organización.
La planeación estratégica define y establece los Que, la planeación financiera define muchos de los Cómo desde la parte económica de la empresa. Los dos son importantes y se deben de realizar; desafortunadamente, los Qué son sacrificados de manera continua y frecuente, en todos los ámbitos. Podemos verlo en la parte política, en la empresa, y mucho en lo individual; en algo tan común, teóricamente, como tener un plan de vida individual. Al momento de preguntar a las personas si lo tienen o lo han realizado, o si al menos lo han pensado, me doy cuenta que no, y en los talleres que imparto, en mi Experiencia en Acción, observo el trabajo que cuesta realizarlo, porque es establecer un compromiso; dejarlo por escrito es aún más complicado y duro, porque cuesta mucho trabajo comprometerse.
Finalmente, los Qué están muy relacionados con la capacidad de establecer compromisos y realizar declaraciones.
Que tengan una semana llena de la ternura de Dios, y recuerden que hoy es el mejor día de nuestras vidas.
Abrazos y Bendiciones
