Después del receso de una semana por unas pequeñas vacaciones, estoy de regreso y continúo con el tema: realizar las cosas bien no cuesta más, al contrario, al mediano y largo plazo sale más barato.
Voy a retomar ejemplos que me pasaron en estas vacaciones, que son del orden social pero que definitivamente, son aplicables en la vida y en las empresas; no son temas ajenos, porque todo se interconecta y se encuentra entrelazado.
Viajé a la frontera por la autopista a Laredo, y uno se encuentra con tres tipos de trabajos al circular por estas carreteras: dos dentro de la propia autopista y otro más al salir de ésta, para conducir hacia Nuevo Laredo.
Dentro de la autopista uno encuentra dos versiones: los que sí tuvieron una visión integral, vieron más allá y construyeron una autopista de largo plazo excelente, duradera y cómoda, que vale lo que uno paga; me refiero a los tramos que están construidos con concreto, esos recorridos son impecables, no se ven reparaciones ni daños. Y encontramos también las otras secciones, mismas que fueron construidas con asfalto y que evidencian algunos daños, reparaciones y ondulaciones, entre otros puntos; no están en malas condiciones, pero no son excelentes. Generan cierto nivel de riesgo para el conductor y sus ocupantes. No tengo estadísticas, pero sería interesante investigar cuántos accidentes suceden en la carpeta de asfalto y cuántos en la de concreto. No tengo ni la menor idea de por qué un tramo está construido con un material y otro tramo con otro, pero así esta. Suena a la línea 12 del metro; las vías para un tipo de vagón que no se contrató, y los vagones no son para las vías que construyeron.
Por otro lado, al salir de la autopista rumbo a Nuevo Laredo, la calidad de la carretera deja mucho que desear. No está llena de hoyos como en otras épocas, pero sí se encuentra en mal estado. Lo más “chistoso”, es que es un tramo que han reparado fácilmente, en los últimos 10 años, unas 3 ó 4 veces. Lo que es cierto, es que las reparaciones no son las adecuadas sin una visión integral; reparar esas vías cuesta dinero, nos cuesta a todos dinero de los impuestos. Al no tener una visión integral, se invierte; más bien dicho, se gasta porque dada la calidad es como tirar el dinero, esto no permite que sea realmente rentable como negocio. Si fuera un negocio, el gobierno ya estaría más que quebrado por tanta reparación, sin capacidad de crecer a otras carreteras, dado que le tiene que dedicar mucho tiempo a las reparaciones.
Ahora, ¿por qué no se realizan las cosas bien?, tengo algunas teorías que no son limitativas a las que tengas tú, pero la primera que se me ocurre es, que si lo hago a medias con el dinero que tengo, puedo pavimentar o recarpetear más kilómetros diciendo que realicé mucha obra, aunque sea de mala calidad, porque nadie pregunta o exige que esté bien realizada. Nadie mide mi acountability, como se dice en las empresas; entonces, no es lo mismo realizar 1,000 kilómetros bien hechos, que no se dañarán en 30 años, a realizar 10,000 o más mal elaborados, y que para cuando se dañen yo ya no esté, nadie medirá el nivel de calidad de mi trabajo.
Éste, es tan sólo un ejemplo de cómo no tenemos una visión integral; no es tan complejo tenerla, aunque es muy importante quererla. Considero que proponérselo es el primer paso a dar.
Estoy seguro que en este momento te vienen muchos ejemplos de tu vida, en tu casa, en el trabajo, en las empresas, como cliente, como proveedor, como ciudadano, en los cuales observamos cosas que, con una visión integral, nos evitarían retrabajos, nos facilitarían la vida, y podríamos vivir más cómodamente y amablemente, generando espacios de convivencia más cordiales y cooperativos.
El tener estas obras y muchas más bien diseñadas y construidas, generan estados de ánimo positivos en todos nosotros, y si alguien lo pone en duda, ¿qué pasa cuando cruzas la frontera?, sientes como si fuera el aire diferente. Esa expresión la he escuchado muchas veces desde que era chico; pues la realidad es que el entorno construido, calles, avenidas, edificios, provocan ese estado de ánimo de que el aire es distinto. Si los empresarios, los ciudadanos, los gobernantes, tuviéramos esa visión integral, pensaríamos que las obras generan estados de ánimo en la población, y buscaríamos crear los mejores estados de ánimo, y si no, al menos no contribuiríamos en estados de ánimo negativos.
Para cerrar, reitero mi invitación a que reflexionemos para incrementar nuestra competencia de Visión Integral.
Que tengan una semana llena de la ternura de Dios, y recuerden que hoy es el mejor día de nuestras vidas.
Abrazos y Bendiciones