En el blog anterior, abordé el tema del coach, mentor y terapeuta empresarial, y el valor que estos papeles desempeñan en la empresa; en esta ocasión, quiero hilvanar un poco sobre el tema de la planeación estratégica y compartir con ustedes algo que me pasó, precisamente, en la clase de Dirección Estratégica que imparto a nivel maestría.
Con mis alumnos, trato de generar un interés profundo sobre la importancia de la planeación estratégica en las organizaciones, para lo cual, inicio cuestionando lo siguiente:
¿Qué es para ustedes la planeación estratégica?
Usualmente, encuentro buenas definiciones que, aunque no son académicamente correctas, permiten darse cuenta de que tienen una muy buena idea de a qué se refiere la planeación estratégica, y el valor que ésta aporta. En esta ocasión, me dieron las siguientes respuestas:
- Es la que define el rumbo de la organización
- Es la que plantea el cambio a seguir
- Es la que establece el futuro
- Es la que indica las metas
Después de felicitarlos por sus aportaciones y definiciones, abordo la segunda pregunta:
Compártanme la misión, visión y objetivos estratégicos de las organizaciones para las que laboran.
Y como es de esperarse, prácticamente todos los ignoran, y aquellos que llegan a dar alguna respuesta, lo hacen más por dar una réplica, que por compartir la información de la organización.
El ejercicio les evidencia que no saben cuál es el objetivo para el cual laboran en sus organizaciones, no saben si su trabajo genera o no valor de forma integral. Usualmente, por la reflexión que se origina a raíz de la pregunta, se genera un silencio profundo en el salón.
Rompo el silencio con alguna broma, y les comento que no son los únicos, que es un mal generalizado en la mayoría de las organizaciones, dado que la función/proceso de planeación estratégica, se queda muy corta en nuestro país.
Este espacio me lleva a la siguiente etapa, donde, al no saber si generan valor para la empresa, entro al plano personal con la siguiente pregunta:
¿Por qué trabajas tú?
En ocasiones anteriores, me han brindado diversas respuestas con las cuales se puede generar un buen debate de grupo, pero en esta ocasión, me sorprendió que, casi de forma unánime, respondieran que trabajan por dinero, y estoy hablando de un grupo de 30 personas.
Fue tan sorprendente para mí como para ellos, que no encontraran otro motivador para trabajar, que no fuera el dinero.
Cuando les compartí que me preocupa que ése fuera su motivador, porque yo no trabajo por dinero, sino para ser feliz y divertirme, y que los invitaba a que hicieran lo mismo, no tardaron en aparecer las risas miedosas y preocupadas.
Al ver su corporalidad, me di cuenta de que estaban más en estado de shock que yo, que incluso, no eran felices, a partir de eso, la clase tomó un rumbo interesante.
Ahora, mi reflexión con ellos, es que la planeación estratégica tiene una responsabilidad muy importante sobre la felicidad de las personas que laboran en la organización, que es desde este punto, donde se diseña, define y establece, que los colaboradores deben de ser felices.
La felicidad es una decisión personal, debido a que es algo que yo decido, y si además, el medio ambiente que la organización genera, me ayuda, ése me hace doblemente feliz.
En estos días, hay un gran movimiento sobre el bienestar de las personas y colaboradores a nivel mundial, mismo que en muy pocos casos ha llegado a nuestro país; somos escasos los impulsores de estos temas en estos momentos, pero todos los días se suman nuevas personas a estos movimientos tan importantes, ya que son parte fundamental de la felicidad.
Para los escépticos del gran valor de la felicidad en las organizaciones, sobre todo para aquellos que trabajan para hacer más dinero, es una realidad que en las empresas en las cuales se impulsa el bienestar integral, la productividad de las personas es muy superior, la creatividad se incrementa, la innovación y las buenas prácticas se dan casi de forma natural; por lo tanto, el dinero llega por sí sólo, las ventas se dan, el cliente es bien tratado y los objetivos se cumplen, porque todo el sistema busca seguir siendo estable y feliz. Quien asocia la felicidad a la holgazanería o a la improductividad, tiene un concepto equivocado, porque no ha tenido espacios importantes de felicidad en el tiempo, en la parte laboral.
Para cerrar el blog, es fundamental que desde el diseño de la planeación estratégica, exista el capítulo de la satisfacción del colaborador, el cual tiene la función de hacerlos felices; en mi Experiencia en Acción, les puedo decir que es altamente benéfico tener al colaborador feliz, y no es, exclusivamente, con dinero.
Que tengan una excelente semana llena de la ternura de Dios.