Esta semana inicio una conversación sobre el tema de Procesos y qué son éstos. Este es un tema más que apasionante, porque es algo de lo que en las empresas se conversa diariamente, incluso, es parte del lenguaje habitual de las personas, pero en el fondo, hay cosas que no son muy claras para todos nosotros.
Voy a tomar un ejemplo simple para ilustrar cómo hemos utilizado las palabras, y en este caso los conceptos, sin realmente ponernos a analizar el trasfondo. Voy a utilizar la palabra Evangelio; al día de hoy, esta palabra tiene una connotación muy distinta a la que tenía en sus orígenes, hoy en día, lo “asimilamos” como el Libro que narra la vida de Jesucristo. Sin embargo, en sus orígenes, la palabra Evangelio significaba “buenas nuevas”.
Con el tiempo, la evolución de la sociedad va adecuando el significado y aplicación de las palabras, eso mismo ha pasado con las definiciones de los procesos. Al día de hoy, podemos hablar de Administración de Procesos y de Administración por Procesos; estas sutiles diferencias han sido, en mi Experiencia en Acción, amplias discusiones variadas y profundas en el tema de procesos.
Si bien en este blog no voy a tocar esas diferencias, si quiero profundizar en qué es un proceso para mí y para muchos de mis colegas. Cuando hago esa pregunta en mis clases o en las pláticas que doy en las empresas, usualmente, hay al menos una persona que me da la respuesta técnica, en la cual me indica que un proceso es “una serie de actividades repetitivas para generar un producto”, palabras más palabras menos. Por lo tanto, las personas tienen más o menos claro qué es un proceso en estos términos.
Cuando ya entramos a un siguiente nivel de reflexión, donde les pregunto ¿y eso qué es?, normalmente, todos empiezan a patinar porque piensan que ya no hay otra respuesta, que ya me dieron la correcta y hasta me ponen cara de “what”, como especulando “¿y ahora éste qué quiere?”.
Cuando veo esas caras, identifico que ya los tengo listos para la siguiente pregunta. A ver, ¿quién tiene sistema de televisión de paga?, la mayoría dice que tiene, ¿estos sistemas tienen procesos?, la respuesta es sí. Esto, me lleva a la siguiente pregunta ¿qué le compran ustedes a ellos?
En ese momento están más confundidos, porque les veo en la cara que se preguntan, ¿cómo que qué le compro?, e inicia la adivinanza de la respuesta: pues diversión, entretenimiento, canales, paquetes, un servicio, entre otros; no me acuerdo en mi historia de docente y expositor, que alguien me haya dado la respuesta que busco.
Ustedes están comprando una promesa. Cuando ustedes firman un contrato con esa empresa, hay una doble promesa: la primera, es de entregar un servicio con ciertas características, es decir, el Lunes a las 8PM que lleguen a su casa, deberán de poder encender el televisor y ver el canal favorito, y en la segunda, la empresa recibe la promesa de pagar un monto de forma mensual por parte de ustedes.
Esto me da la pauta para regresar a la pregunta original: ¿qué es un proceso desde un punto de vista humanista y filosófico? Entonces, como las actividades que se realizan en las organizaciones a través de procesos, ya sea formales o informales, los procesos son promesas entrelazadas, es decir, si ejecutas un proceso, éste siempre tiene una salida, entregable o producto, mismo que es tomado por el siguiente proceso, que a su vez, tiene una promesa con el sucesivo, hasta que concluyen con la entrega a un cliente, ya sea en forma de servicio o de producto.
El título del presente es la Ontología de los Procesos. La ontología es un concepto que proviene de la metafísica y es utilizado para las personas. Este término representa la esencia; para nuestra propuesta, es el ser de los procesos y la forma en que trascienden. Con base a lo desarrollado y simplificando, concluyo que para mí, el primer principio ontológico de los procesos, es que son una promesa.
Dada la profundidad filosófica de este blog, detenemos la conversación para reflexionar un poco. Seguiremos hablando sobre procesos las siguientes semanas, ya que el tema es muy amplio. Les agradezco todos sus comentarios y retroalimentaciones, gracias por leerme.
Que tengan una semana llena de la ternura de Dios, y recuerden que hoy es el mejor día de nuestras vidas.